Ya lo dije en unos de mis cuentos: soy fan declarada y acérrima del cine de los años 30, 40 y 50, el llamado cine clásico, el de toda la vida, en blanco y negro y cinemascope, con actores y actrices de los de verdad! Ya no se hace un cine así. El actual no tiene ni punto de comparación, le falta chispa y lo que es más importante aún, alma, carisma, glamour y contar con más estrellas que el firmamento como las Hepburn, Marilyn, James Dean, Brando, Bette Davis, Bogart y Bacall, Newman, Elizabeth Taylor, John Wayne, Cary Grant, de antaño...
Mi sobrina de 19 años no entiende que me guste este tipo de cine. Tía, me dice, ¿cómo ves pelis tan antiguas? ¿Y en blanco y negro? Menudo rollo...Pero es que me resulta difícil resistirme a la dulzura de Desayuno con Diamantes, la mordacidad de Eva al Desnudo, picardía de Sucedió una Noche, enigma de Casablanca, chispa de Historias de Filadelphia, complicidad de La Costilla de Adán, locura de la Fiera de mi Niña, candidez de Irma la Dulce, misterio de La ventana Indiscreta, sensualidad de La Gata sobre el Tejado de Zinc, glamour de Con Faldas y a lo Loco, la pasión de Tú y Yo, el descaro de Mogambo, la actualidad de Los Mejores Años de Nuestra Vida, el lujo de Lo que el Viento se Llevó, ingenuidad de Vacaciones en Roma y la alegría desbordante y contagiosa en Cantando Bajo la Lluvia, Un día en Nueva York o Un Americano en París....Si eso es ser una carca, lo confieso, lo soy! Y sin embargo, todas estas películas se han quedado grabadas en mi memoria y, de vez en cuando, en momentos de nostalgia de buen cine, me gusta volverlas a ver para recordar que cualquier tiempo pasado SÍ fue mejor.... Os dejo con la imagen de una de mis favoritas: El Hombre Tranquilo, de John Ford, o como un beso bajo la lluvia puede llegar a ser tan sexy y romántico a la vez....
To be continued.....
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